Other
Spanish
ID: <
10670/1.0qc06s>
Abstract
Durante años, las imágenes fotográficas de la guerra y el horror han sido acusadas de los peores pecados: de ser incapaces de representar el dolor; de provocar una fascinación fetichista y voyeur; de simplificar el sufrimiento, de volverlo hermoso, de perpetuarlo; de prolongar la vergüenza de las víctimas, de explotarlas; de herir la sensibilidad de los espectadores, de anestesiarlos, etc. Este trabajo sale en su defensa, para lo que propone profundizar en el debate en torno a la representación del Holocausto y la legitimidad de mostrar lo inimaginable que comenzó Theodor Adorno, avivaron Georges Didi-Huberman, Gerard Wajcman y Claude Lanzmann, y perpetuaron muchos otros