Article
Spanish
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Abstract
La experiencia sufí es el encuentro con la verdad absoluta, y esa verdad no puede convertirse en feudo ni monopolio de nadie y para nadie, y tampoco está limitada a una cultura, raza o creencia concreta. La doctrina del sufismo consiste en que el hombre se entrega voluntariamente en cuerpo y alma a Dios. Estos ascetas y místicos sufíes lo hacen, unos en solitario y otros en retiros colectivos de asociaciones místicas llamadas turuq, como miembros seguidores de un maestro (Shaykh) que les permitía llevar una vida normal y austera compatible con determinadas normas y prácticas ascéticas de acuerdo con el criterio de cada tariqa (camino iniciático místico). Así, el sufismo se convirtió en el Islam perfecto, bajo la dirección de sus maestros y guías espirituales (shuyukh) experimentados y en asociaciones piadosas donde se impartían enseñanzas y prácticas sufíes. En la experiencia mística del sufismo llega la religiosidad árabe-musulmana a su perfección: en el ella el ser humano se entrega a Dios, se libera del engaño de lo inmediato y se siente unido a Dios en el universo como inmensa luz que manifiesta su grandeza.