El trabajo intenta rescatar una serie de personajes que fueron motores fundamentales en el desarrollo económico de la Compañía de Jesús en su provincia del Paraguay. A muchos de los hermanos coadjutores de la Orden se les encomendó la administración de sus bienes, lo que permitió un desarrollo económico que les posibilitó no sólo sustentarse a sí mismos y sustentar a los indios reducidos en sus pueblos, sino también, y con los remanentes, solventar sus ministerios y, sobre todo, una empresa educativa que se extendió desde la universidad a cada uno de sus diez colegios menores y seis residencias. Todas estas casas fueron sostenidas por más de medio centenar de estancias ubicadas estratégicamente en tomo a ellas. Cada una fue administrada con pericia y eficiencia, con ello y a lo largo de una continua y destacable labor, se pudo alcanzar un indiscutible estado económico, el más importante de la región. Interés que se dirigió a profundizar la educación y la evangelización como lo había previsto Ignacio de Loyola.